Nuestras vidas son ricas y complejas en oportunidades, relaciones y emociones. De esta riqueza y complejidad surge muchas veces nuestra confusión y malestar, pero también se hallan el bienestar y la capacidad de sobrellevar todo lo que llega a nuestra vida.

Habitamos en una particular paradoja, somos los creadores, no siempre conscientes, de muchos de nuestros sufrimientos pero también podemos ser los artífices de la superación y la maduración de muchos de nuestros recursos cognitivos y emocionales propios.

Tenemos herramientas que nos permiten diferenciar y discernir con claridad qué es lo que debemos abandonar y qué es lo que debemos incentivar.

En un reciente retiro, dentro del programa Acompañamiento Contemplativo al final de la vida, (Nirakara Institute) Frank Ostaseski nos animaba a que nos preguntáramos antes de una indagación personal: «¿Es mi curiosidad” mayor que el agraviarme, desprestigiarme o censurarme?.» Por su gran experiencia en tantos años cuidando a personas al final de la vida, y también por su exquisita sensibilidad , Frank sabe que no siempre la visita a «esos barrios peligrosos» que puede ser la mente se hace acompañada de comprensión y amabilidad.

Habiendo establecido una suerte de «pacto de no agresión» con nosotros mismos, podemos observarnos como nos relacionamos con lo que sucede en nuestras vidas a través de tres impulsos que están presentes, uno u otro, en todas las situaciones: el impulso de forzar y retener todo tipo de situaciones que nos resulten gratas, el impulso de retrasar o de empujar todo aquello que no deseamos, pero sin embargo nos sucede y el impulso opaco del desconcierto o la indefinición. Lo que en el budismo se presenta como «Los tres venenos: apego, aversión e ignorancia»

Por seguir jugando con esa metáfora que «la mente puede ser un barrio peligroso» nos acompañamos de dos potentes «guarda espaldas», la sabiduría y la compasión. Juntas resultan una mirada y presencia inteligente y amable hacia nosotros mismos que nos ayudará a reconocer los guiones aprendidos, muchos de ellos adaptativos y funcionales en su momento, pero que hoy generan nuestro sufrimiento y tensión.

También podemos ejercitarnos en aprender y asentar guiones positivos. Una de estas maneras puede ser con el acrónimo PROA

Percibe: tu cuerpo y emociones

Respira: apertura y flexibilidad

Observa: como puedes ser uno con la experiencia

Acepta, Afianza o Abandona: lo que la vida trae o lleva. Afianza la confianza en tus cualidades o Abandona el viejo hábito de desmerecerte