Si nos preguntamos cómo nos relacionamos con el dolor, el sufrimiento, la irritación, desilusión o cualquier otra contrariedad, es posible que encontremos que una de las maneras es la huida, ignorarlo, o suplantarlo por otras actividades para anestesiar nuestro sentir.
Pero un auténtico impulso de sanación y superación nos puede acercar a la compasión tanto por nosotros mismos como por los demás. El Dalai Lama suele afirmar: «Si deseas la felicidad de los demás, sé compasivo. Si deseas tu propia felicidad sé compasivo». Y Kristin Neff, una de las pioneras en explorar la auto compasión como campo de estudio, lo dice de esta manera¨: “La belleza de la compasión radica que, en lugar de sustituir los elementos negativos por otros positivos, se generan nuevas emociones positivas aceptando las negativas”
Seguramente muchos de nosotros coincidiremos con ambas afirmaciones, pero también es posible que lo hagamos con este interrogante: ¿Qué fuerzas emocionales a veces se oponen? En mi curiosidad por satisfacer este interrogante me interesé por algunos trabajos de Paul Gerner. Y ante de citar una frase suya, que creo viene muy al caso, comento algunos pocos datos biográficos. Es un psicólogo clínico que se especializa en la atención plena y la psicoterapia basada en la compasión. En 1985, se unió a un grupo de estudio sobre la psicología budista y la psicoterapia, creando el “Instituto para la meditación y la psicoterapia”, una organización dedicada a la enseñanza de los profesionales de salud mental de cómo integrar la antigua psicología budista en la psicoterapia moderna eficaz.
Bien, ahora la frase en cuestión: “lo que resistimos, persiste”.
Al respecto dice: «Al resistir el no poder dormir, posiblemente desarrolles insomnio, al resistir la ansiedad empiezas a rumiar o sufrir ataques de pánico, si resistes la pena eventualmente estarás fijado en un cuadro de depresión. Incluso Sigmund Freud dijo: “una persona no debe esforzarse en eliminar sus complejos sino entrar en acuerdo con ellos”.
Lo que estás cultivando es una nueva relación con lo que te duele- una relación caracterizada por la conciencia momento a momento (Atención plena) y una actitud amable y de aceptación (Compasión). Esta relación no intenta “quitar” o “reducir” los malos sentimientos y emociones, sino más bien vivir en forma segura y pacífica “en el medio” de lo que te está molestando.
Pema Chödrön, una monja occidental en la tradición de Budismo Tibetano dice: “… todavía podemos estar locos después de tantos años. Todavía podemos sentirnos enojados después de tantos años. Todavía podemos ser tímidos o celosos o estar llenos de sentimientos de desvalorización. El punto es… no intentar alejarnos de nosotros mismos y convertirnos en algo mejor. Se trata de amigarse con quien ya somos.” Este enfoque puede no parecerse a una terapia, pero es el cimiento invisible de toda curación emocional.
Aquí está la paradoja: practicamos la compasión atenta hacia nosotros no porque queremos sentirnos mejor, sino porque nos sentimos mal. La auto-compasión es una respuesta natural y saludable al hecho de sentirse mal. Incluso un enfoque inteligente y nuevo para el dolor emocional como la auto-compasión atenta sería insuficiente si es usado para manipular nuestra experiencia momento a momento.
La compasión definitivamente transforma las emociones, pero sentirte bien es un producto secundario de la compasión. Y es cuando estás en el modo mental de la compasión atenta que se genera un pequeño espacio alrededor de las emociones desadaptativas que te permite hacer cambios positivos en tu vida.
La meditación te muestra tal y como eres, con tu confusión y con tu cordura. Este hecho de aceptarte enteramente tal y como eres se llama maitri, o amor con uno mismo, es mantener una sincera y directa relación con lo que eres»
Finaliza diciendo algo parecido a esto: Intentar cambiarte en base a una lucha contigo mismo y menospreciarte de nada sirve. El propio menosprecio es probablemente la forma más poderosa de tapar calidez con uno mismo.
¿Qué opinas? Te dejo con tus propias reflexiones…